LA TRANSMISIÓN DEL CONOCIMIENTO

Por Santiago H. Pereira Testa

El poder del lenguaje va más allá del pensamiento, proporcionando una existencia tangible y sirviendo como base de la comunicación humana. Como afirmó acertadamente Ludwig Wittgenstein, "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". A través del lenguaje, las ideas se expresan y el conocimiento se comparte, permitiendo la transferencia de sabiduría de una generación a otra.

La escritura se alza como uno de los mayores logros de la humanidad, capturando el conocimiento en una forma duradera. Como enfatizó Neil Postman, "Las palabras escritas han permitido a los seres humanos construir civilizaciones, transmitir ideas y perpetuar su legado a lo largo del tiempo". Desde las inscripciones en piedra hasta las paredes de los edificios (que eran escuelas, no templos...), como mencionó el historiador Plinio el Viejo en "Historia Natural", la escritura ha preservado y difundido el conocimiento.

Sin embargo, algunos pensadores, como Sócrates, cuestionaron el valor de la escritura en la transmisión del conocimiento. Sócrates creía que la relación personal entre maestro y discípulo era fundamental para un aprendizaje genuino. En palabras de Platón, "No puedo enseñarle nada a nadie, solo puedo hacer que piense" (Platón, Diálogos).

A medida que la escritura se hizo más accesible y portátil, el conocimiento adquirió una movilidad renovada. Los libros, derivados de la palabra latina "liber", que significa "liberar", encapsularon perfectamente su propósito de liberar el conocimiento de las limitaciones de las paredes. Sin embargo, en sus primeros días, los libros eran escasos y costosos. Como expresó de manera sucinta Umberto Eco, "Los libros son como espejos: si un necio los mira, no puedes esperar que un genio se refleje". Poseer un libro era un privilegio reservado para unos pocos afortunados debido al tiempo y los recursos significativos requeridos para su producción.

El liderazgo visionario de Alejandro Magno, el renombrado estratega militar y estadista, dio lugar al establecimiento de la famosa Biblioteca de Alejandría en el siglo III a.C. Esta grandiosa institución buscaba "reunir y preservar todo el conocimiento humano", como describe Plutarco en "Vidas paralelas", brindando un mayor acceso a los libros y una inmensa riqueza de conocimiento.

La llegada de la imprenta en el siglo XV revolucionó la accesibilidad al conocimiento. Como proclamó Johannes Gutenberg, el innovador inventor de la imprenta, "Que la tinta sea más poderosa que la espada". Esta revolucionaria tecnología permitió la producción masiva de libros, reduciendo significativamente su costo y poniendo los materiales de lectura al alcance tanto de la élite como de la población en general.

Sin embargo, el aumento en la producción de libros generó la necesidad de una selección crítica del conocimiento. Como proclamó el estimado filósofo y estadista Francis Bacon, "El conocimiento es poder". Era necesario un riguroso discernimiento para identificar y difundir información de alta calidad en medio de la vasta cantidad de obras escritas.

En la actualidad, en la era del contenido audiovisual y la influencia omnipresente de la inteligencia artificial, el desafío radica en tomar decisiones informadas y responsables. Como afirmó famosamente Marshall McLuhan, "El medio es el mensaje". La sociedad debe priorizar la evaluación crítica del contenido y aprovechar las nuevas posibilidades tecnológicas para una selección más efectiva y significativa.

En conclusión, a lo largo de la historia, el lenguaje, la escritura y la tecnología han desempeñado roles fundamentales en la comunicación y la transmisión del conocimiento. Reconocer la importancia de una selección informada y crítica en un mundo saturado de información es crucial, a medida que aprovechamos los avances tecnológicos para una difusión y acceso más efectivos al conocimiento.

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